miércoles, 31 de julio de 2019

Aprender, sí. Pero ¿cómo? (Philippe Meirieu)

Nuestra última propuesta de lectura pedagógica de este curso es Aprender, sí. Pero ¿cómo? de Philippe Meirieu. La obra se estructura en dos partes, una primera dedicada a "pensar el aprendizaje", y la segunda a la "gestión" del mismo. Además de reflexionar sobre el acto de aprender, el autor propone ideas y estrategias que podemos aplicar en nuestra aula.

PENSAR EL APRENDIZAJE

Meirieu comienza con toda una declaración de intenciones. "Conócete a ti mismo." Cuántas veces hemos oído esta frase en un aula, cuántas veces se la han dicho a nuestros alumnos. Y no solo eso, sino que, además, con el argumento (o la excusa, matiza el autor) de respetar su libertad para buscar su propio camino no se les proporcionan las herramientas necesarias para resolver los problemas que se les plantean. Sin los recursos necesarios les privamos de los medios para poder desarrollarse, y les condenamos a la ignorancia, a la dependencia.

Para evitar este oximorón, libertad que condena, Meirieu destaca como función principal del docente la de asumir la transmisión de estas herramientas contenidas en la cultura elaborada a lo largo de la historia. El acto de transmisión se convierte así en el eje central de la cuestión, y pone en común un proyecto de enseñanza (un sujeto que quiere enseñar) y un proyecto de aprendizaje (un sujeto que quiere aprender). Sobre esta frágil coincidencia, que no siempre será total, se podrá empezar a construir un proyecto común, siempre y cuando encontremos un punto de apoyo, un soporte, y situar ahí ese deseo de aprender, que una veces surgirá en y por la escuela, y otras, sorprendentemente,  nada tendrá que ver con ella.

Sostiene que el docente no solo debe tener un conocimiento profundo de los contenidos que trata de transmitir (condición imprescindible), sino que debe investigar qué aspectos debe tener en cuenta en sus alumnos, especialmente cómo acceden a los conocimientos, así como explorar esa conexión entre los dos proyectos, el de enseñar y el de aprender.

¿Qué es aprender? Para Meirieu "la acción didáctica consiste en organizar la interacción entre un conjunto de documentos y objetos y una tarea a realizar". El aprendizaje se produce cuando esta interacción es "accesible y generadora de sentido" para el alumno.

Destaca que la relación entre las informaciones que el alumno recibe del entorno y el proyecto comienza fuera de la escuela, por lo que llega con una serie de conocimientos previos no formales. No podemos ignorar su importancia y sobreponer sin más una capa de "contenidos escolares" sobre ellos, pues en cuanto desaparezca la situación escolar que los ha incorporado desparecerá también esa fina capa. Debemos trabajar esas representaciones y hacerlas surgir.

"Un sujeto no pasa de este modo de la ignorancia al saber, va de una representación a otra más elaborada que tiene un poder explicativo más amplio y le permite poner en práctica un proyecto más ambicioso, el cual contribuye a estructurarla. Y cada representación es, al mismo tiempo, un progreso y un obstáculo; cuanto mayor es el obstáculo, más decisivo es el progreso y en consecuencia, el sujeto quedará más vinculado a ella."

Y el quid de la cuestión reside para el autor, en el obstáculo, en el conflicto cognitivo que permite la reelaboración de las antiguas representaciones para construir nuevos conocimientos, porque éstos no se construyen sobre la ignorancia. Ese conflicto es el que hará progresar al alumno, haciendo suya la contradicción entre ambos, interiorizándola. Se parte de una tarea compleja, pero debe ser una "complejidad movilizadora", "...que se articule a nivel de los recursos y de los proyectos del sujeto, que los inserte en una situación finalizada que tenga un significado escolar y/o social...". A esta situación de complejidad la llama Meirieu situación-problema y la define como "una situación didáctica en la cual se le propone al sujeto una tarea que no puede llevar a buen término sin llevar a cabo un aprendizaje preciso." Aprendizaje que solo se produce si se supera el obstáculo que supone la tarea, accesible pero difícil al mismo tiempo.

Este planteamiento para trabajar a partir de situaciones-problema es muy interesante en Formación Profesional, ya que uno de sus objetivos fundamentales es que el alumnado resuelva problemas reales de su especialidad con los que se va encontrar al incorporarse al mundo laboral. Permitiría, asimismo, plantear tareas intermodulares, que incumben a varias disciplinas, tal y como ocurre en la vida real.

GESTIONAR EL APRENDIZAJE

En la segunda parte el autor reflexiona sobre el triángulo sujeto-saber-formador. En esta relación pedagógica es necesaria una enseñanza sistemática que acerque al sujeto a los "objetos culturales" que pretendemos enseñarle, que los haga deseables. Insiste en que los jóvenes no se interesarán por aquellos temas que no conocen y con los que no han tenido ningún contacto. "No podemos desear lo que ignoramos". "Lo obligatorio es aquí la garantía del ejercicio de la libertad, la enseñanza sistemática es la condición de elecciones razonadas."

Por todo ello, hablar de motivación sin hablar de saberes es tratar de empezar la casa por el tejado. ¿Cómo va a estar un  alumno motivado por algo que no conoce?

¿En qué consiste el camino didáctico? En el proceso de aprendizaje no basta con enumerar unos objetivos didácticos, sino que se requiere el diseño de un proceso que defina las operaciones mentales a realizar, por un lado, y que estructure las situaciones-problema, por otro. Distingue cuatro grandes tipos de operaciones mentales que deberíamos trabajar en un aula:
- Deducir, cuando tratamos de inferir una consecuencia de un hecho o de una ley.
- Inducir, es decir, combinar elementos para construir una hipótesis.
- Dialectizar, confrontar diversos conceptos, hacer surgir contradicciones, etc.
- Pensamiento creativo, asociado a la divergencia, que permita elaborar nuevas explicaciones o soluciones originales y nuevas.

Con esta propuesta, aporta un esquema para elaborar una secuencia didáctica. Así, afirma, podremos concebir dispositivos didácticos que respondan a objetivos concretos, con un procedimientos establecido para conseguir un aprendizaje identificado. Es decir, seguiremos un método.

Reflexiona también sobre las estrategias de aprendizaje, porque debemos "interrogarnos acerca de la manera particular de cada alumno de apropiarse de los saberes." ¡Pero cuidado! Ninguna estrategia de aprendizaje es socialmente neutra, por lo que deberemos tener en cuenta el perfil sociocultural de nuestro alumnado para facilitarle estrategias variadas y adecuadas para ellos.

Por último, es especialmente interesante la incorporación esquemas a modo de guías al final de cada capítulo, proporcionando un enfoque práctico de lo abordado en el mismo.

Y con esta entrada, nos despedimos hasta el próximo curso. ¡Feliz verano!

Daniela Gimeno
Profesora de Formación y Orientación Laboral.